- Se reduce o incluso desaparece la sensación de hambre.
- Evita que comamos de forma impulsiva en la siguiente comida.
- Evita el picoteo que además suele ser a base de alimentos muy calóricos.
- Consigue que la niveles de glucosa en sangre sean mucho más regulares.
- Aumenta la termogénesis alimentaria.
- El estómago tiene que realizar menos esfuerzo y se resiente menos.
- Mejora la distribución de los carbohidratos a lo largo del día.
- Ayuda a conseguir las raciones diarias que se necesitan de frutas, lácteos o cereales.
Todo empieza desde la mañana, cuando nos despertamos y tenemos que afrontar el nuevo día.
Es por eso que el desayuno es la comida más importante del día y hay que hacerlo con todos los nutrientes que el cuerpo necesita. Empezar con un desayuno equilibrado hará que tu próxima ingesta se elija de manera correcta, con el aporte de proteína necesario y así evitar la sensación de hambre y las ganas de picotear sobre todo carbohidratos (dulces o salado) con lo que evitamos que tengamos picos de azúcar y estos se conviertan finalmente en grasa
El metabolismo de esta manera estará activo y quemaremos esa grasita que tanto nos incomoda. La conclusión es que hay que comer cada tres horas aproximadamente, con lo que conlleva a hacer mínimo 5 comidas al día. Tres comidas principales. Desayuno, comida y cena. El resto son tentempiés por lo que serán raciones pequeñas.
En «Nutrición y en Forma» estamos especializados en cómo obtener una nutrición equilibrada de manera fácil para que aprendas a cómo mantenerlo para siempre